MARCELLO
Ya puedo sentir cómo comienza a formarse un dolor de cabeza permanente detrás de mis ojos. Haber acogido a esta chica fue un enorme error, y es algo que no puedo deshacer. Tengo que seguir adelante con esto, aunque quiera matarme todo el tiempo.
—Dios, eres tan jodidamente insoportable —gruño entre dientes, cerrando la puerta de un portazo mientras la llevo de nuevo a mi habitación.
—No pensabas eso hace cinco años cuando me follabas sin parar —escupe, deteniéndose en seco y mirándome directamente a los ojos.
—Sí, bueno, cinco años es mucho tiempo, y parece que el tiempo no te ha hecho ningún favor, cariño —respondo.
Ella resopla, mirándome con todo el odio que puede, a pesar de lo suave e inofensivo que es su rostro. —Eres increíble.
Es casi enternecedor cómo intenta parecer más imponente de lo que realmente es, pero no puedo permitir que me clave las garras. Acostarme con ella fue una cosa, pero eso fue en otra vida. Ya no importa. Podríamos ser dos personas completamente d