Último día de celo.
No resisto y respiro profundamente. Despierto, quiero frotar mis ojos, pero tengo las muñecas sujetadas y heridas de tanto forcejeo.
Hay un peso sobre mis piernas y es este maldito infeliz para no dejarme escapar, ¿cómo se supone que evitaré que me muerda?
***—Estoy preocupado por mi hija—Naím se encuentra en el despacho y junto a él toda la familia. Suspira y se recuesta de Akira quien últimamente está más callada de lo normal.
—Es algo extraño...—dice Naím.
—¿que es extraño Naím?— le preguntó Arturo
—¿Por qué deimon y abril se fueron al templo a cuidar las piedras? ¿No son las ninfas más fuertes que un lobo?—
Un trueno se escuchó en el cielo y Naím observo a su esposa y tocó su cara
—¿estás bien mi reina?— ella se muerde el labio y se levanta con algo de rapidez
—creo que también me afecta saber que mi hija está consumando el celo con Vael, eso significa que posiblemente seré abuela y me siento algo ansiosas—
—ni hablar de eso— espeta Naím molesto, Arturo le reprocha
—Naím, ent