Capítulo 49
La casa estaba sumida en un silencio casi sagrado cuando Irina y Leone entraron. El suave clic de la puerta al cerrarse pareció demasiado ruidoso para el ambiente cargado de tensión que arrastraban desde que salieron del Zafiro. Gail dormía plácidamente en su habitación cuando ambos fueron a verlo, ajeno a todo lo que bullía bajo la piel de sus padres.
Irina caminó directamente a su cuarto sin decir una palabra, ya que no sabía con exactitud que decir. Solo se encerró en el baño con la excusa de ir a refrescarse, pero lo que necesitaba en realidad era espacio para pensar. Así que se apoyó contra la puerta, cerrando los ojos mientras la respiración se le aceleraba. Recordaba el roce de los dedos de Leone sobre su espalda cuando le ayudó a salir del auto o su mirada encendida al verla bailar. Además, el tono de su voz cuando la llamó por su nombre era diferente, como si ella de verdad le perteneciera solo a él.
No puedo seguir huyendo, pensó en ese momento, pero su corazón