Capítulo 55
Leone salió del despacho con Irina tomados de la mano. Su expresión seguía tensa, pero había en sus ojos una chispa de alivio y satisfacción Irina, por su parte, caminaba en silencio, digiriendo todo lo que acababa de escuchar. La confesión del abuelo Auguste y del señor Maurizio la había descolocado por completo, pero al mismo tiempo, algo dentro de ella se los agradecería. Es que todo tenía sentido ahora, las miradas inquisitivas entre ellos, la aparente hostilidad inicial... todo había sido una prueba y sin proponérselo las había pasado todas.
— ¿Estás bien? ¿Quieres hablar de lo que pasó? —le preguntó Leone, apretando un poco más su mano e Irina lo miró de reojo y asintió.
— Estoy bien, tranquilo. Solo necesito unos minutos para procesar todo, pero lo que te dije ahí dentro es cierto.
— Lo sé, lo sentí — dijo él con suavidad — Sin embargo, lo importante es que ya no tenemos que demostrar nada a nadie porque lo estamos haciendo increíble, Irina.
Ella sonrió agradecida