Cuando Gianluca escuchó la noticia, se sentó de golpe en la silla que estaba detrás de él. Recordó el rostro de Piero y se le hacía demasiado crudo saber que aquel hombre se encontraba muerto.
—¿Sabe si el occiso tenía algún problema con alguien o estaba pasando por un momento difícil en su vida?
—¿Por qué me está preguntando esto?
—Porque su difunto asistente personal se colgó del abanico de su habitación, así fue como la mucama lo encontró.
—¿Me está diciendo que Piero se suicidó? No, esto es imposible, él no tenía problemas en su vida. Más allá de ser mi asistente personal, era casi como mi familia, sé bien que sería incapaz de cometer ese acto.
—Entiendo, bien, necesito que venga al pueblo para que se haga cargo del cuerpo. En caso de que no quiera hacerlo, mucho me temo que el difunto va a tener que ir a una fosa común.
—¡No! No lo envíen a una fosa común, yo mismo voy a llegar por él. Sería incapaz de hacer algo así a Piero, me dio muchos años de su vida y es justo que tenga un