No podía entender qué era lo que mi abuelo estaba haciendo aquí, pero definitivamente no podía negar que era incómodo.
—Zayd, ¿Qué es lo que haces aquí? No entiendo tu presencia donde los Montessori.
—Yo lo he invitado a cenar —di un paso al frente —. ¿Acaso hay algún problema con eso?
—Claro que lo hay, tú no puedes invitar a comer a un hombre que no está destinado para ti. Esto se puede dar a malas interpretaciones y no es conveniente que manches mi apellido. Debes de cumplir tus obligaciones como esposa de una vez por todas, ya suficiente tiempo dejé que hicieras lo que quisieras.
—Esperen un momento —Rocío dió un paso al frente —. ¿De qué está hablando este señor, Kany? ¿Qué relación tiene contigo?
—No le hagas caso, son delirios de un viejo senil. Piensa que me encuentro casada cuando no es así, estoy perfectamente soltera y puedo hacer lo que se me venga en gana, justo por eso y por el hecho de que soy una persona mayor de edad.
—No estás casada, pero te encuentras comprometida