"¿Sophie?", preguntó, con la voz temblorosa al resonar por las habitaciones vacías. El corazón le latía con fuerza. Algo andaba mal.
Al entrar en la sala, vio a Sophie desplomada en el sofá, con los ojos cerrados y el rostro pálido y demacrado. Juniper corrió hacia adelante rápidamente, con la respiración entrecortada.
"¡Sophie! ¿Qué pasa?", gritó y sacudió los hombros de su hermana. Pero no hubo respuesta. El corazón de Juniper se aceleró mientras buscaba señales de vida.
"¡Levántate, Sophie!", preguntó. La voz de Juniper se quebró, y sintió frío en las manos al acariciar el rostro de su hermana.
Finalmente, Sophie se movió y abrió los ojos. Abrió la boca como si quisiera decir algo, pero no salió nada. Jadeó, y su pecho subía y bajaba con respiraciones cortas.
"Juniper...", Sophie pudo murmurar: "No puedo respirar", aunque su voz era débil y tensa.
A Juniper se le encogió el corazón. Rápidamente cogió el teléfono y pidió una ambulancia. Le temblaban los dedos mientras hablaba con lo