VICTORIA:
Miro las expresiones de todos los que me rodean, empezando por Ricardo debido a su modo de presentarme a Matías. ¿Su esposa? ¿No debía esperar que se produjera el anuncio? Se hace un silencio al escucharlo. Matías, elegante y seguro, entrecierra los ojos mientras observa a Ricardo, intentando descifrar algún enigma escondido en sus palabras.
—¿Esposa? —repiten Matías e Isabel al unísono—. ¿Cuándo sucedió eso? No sé si veo celos en sus ojos. Para mí es evidente, así que los demás deben percibirlo, o quizá sólo yo soy capaz de notarlo. El rubí que ahora adorna mi dedo parece un grito de guerra. Es imposible ignorarlo. Ricardo, en cambio, no se inmuta; muestra una sonrisa impecable y apenas toma mi mano, elevándola un poco para que todos puedan verlo claramente. —Así