47. DECISIONES DIFÍCILES
VICTORIA:
Ricardo dejó escapar una risa suave, casi burlona, que me hizo hervir la sangre. Dejé de comer y lo miré con incredulidad. ¿En serio creía que estaba celosa de Isabel? Aunque no la había mencionado, era ella la que lo andaba rondando todo el tiempo. Y aunque no la había mencionado, ni éramos realmente nada, solo un contrato, no debía burlarse de esa manera de mí.
—Victoria, no nos engañemos —dijo, con su petulante sonrisa de engreído—. He visto cómo miras a Isabel cuando está cerca de mí. Y la forma en que reaccionaste esta mañana me lo dijo todo...
—Esto no tiene nada que ver con Isabel —lo interrumpí, poniéndome de pie bruscamente—. Tiene que ver con que pretendes utilizar el único recurso que mis padres protegieron para mí. Y no solo eso, no lo voy a negar, es lo único que en estos momentos realmente es mío.
Me alejé hacia la ventana, necesitando poner distancia entre nosotros. La ciudad se extendía ante mí, brillante y ajena a mi tormento interno. Éramos dos desc