17. PODRÍA SER VERDAD
VICTORIA:
Me quedé rígida entre los brazos de Ricardo, incapaz de reaccionar. Sus palabras se deslizaron por mi oído como un bálsamo que intentaba aliviar mi tormento, pero la grieta en mi alma parecía demasiado profunda. La fotografía temblaba entre mis manos y, aunque la continuación lógica era guardarla, simplemente no podía soltarla. La abracé contra mi pecho y todo el dolor que no sabía que tenía escondido salió en ese momento.
Estaba de viaje cuando sucedió el accidente; cuando regresé, mi tío se había hecho cargo de todo. No pude llorar todo lo que deseaba, siempre con Carlos y Ana diciéndome que fuera fuerte. No volví a esta casa hasta hoy, y es cuando la pérdida de mis queridos padres se hizo real.
Lloraba, lloraba y lloraba en los brazos de Ricardo sin poder contenerme. El gran dolor que experimentaba no me dejaba parar. Él me abrazaba con fuerza, diciéndome palabras que ya no comprendía. Por último, me giró y dejó que hundiera mi rostro en su pecho. Luego, al ver que