Despierto y veo que ya el sol ya está brillando fuerte. ¿Qué hora será? me pregunto toda adormitada.
Veo la hora y ¡madre mía! son casi las nueve de la mañana, ¿cómo pude haberme quedado dormida? Me reproché.
Luego observo la habitación y no veo mis cosas, ahí empiezo a recordar la cena de anoche y lo que sucedió después.
Me quito la sabana y veo que estoy desnuda, ¡no! ¡Que hice! ¡Que hice! me levanto de la cama desesperada, mi jefe debe estar feliz pensando que soy una más en su lista de conquistas, ¡qué vergüenza, como pude caer en su juego!
Lamenté, agarrándome de los cabellos.
Gracias a Dios que él no está en la habitación, veo un papel al lado de su almohada y lo tomo.
—Preciosa, no te desperté porque tuve lástima, debes estar muy cansada, ya que anoche ambos trabajamos mucho.
Te daré el día libre por hoy, en unas horas llegaré a casa para llevarte a dar un paseo.
Firma: Tu jefe en la oficina y amante en la cama.
Siento caliente mi rostro por lo que escribió, que anoche trabajam