Capítulo 40. Perder el miedo.
Al día siguiente, en la tarde, Emma ajustó la gorra de Matt y peinó con rapidez el flequillo rebelde de Lucas mientras revisaba que en la mochila llevara suficiente agua y toallas pequeñas. La mañana estaba soleada, perfecta para visitar el parque.
Carmen terminaba de preparar unos bocadillos en la cocina y los choferes esperaban en la entrada, pero el móvil de Emma vibró sobre la mesa apareciendo el nombre de Lidia en la pantalla. Ella respondió de inmediato.
—¡Lidia! —saludó con entusiasmo, colocando el manos libres para poder seguir ayudando a los niños mientras hablaba.
—Amiga, estoy que no puedo más —exclamó con voz risueña—. ¡Mañana es el gran día! ¿Puedes creerlo?
—¿Cómo crees que voy a olvidar el encuentro con Jason Graham?
Emma sonrió mientras ajustaba los cordones de los tenis de Lucas.
—¡Sí! —rió Lidia, casi gritando—. Me visitó dos veces esta semana en el consultorio. Me llevó galletas, chocolates y flores. ¡Es tan atento! Y me dijo que está ansioso por conocerlas.
—Me ale