Capítulo 39. Un momento de gran tensión.
Cuando el motor del auto de Liam resonó en la entrada, Emma, que estaba en el suelo del living rodeada por los gemelos y por montoncitos de plastilina de colores que parecían representar a dragones y dinosaurios, sintió un alivio inmediato mezclado con nervios.
La puerta se abrió y la voz profunda del hombre se oyó en el vestíbulo llamando a sus hijos.
—¡Papá! —gritaron Lucas y Matt, y abandonaron sus creaciones para correr hacia él.
Emma los siguió con la mirada, sonriendo por reflejo, pero enseguida bajó la vista concentrándose en juntar las tapas de los frascos de plastilina para poner un poco de orden.
Sus suegros seguían sentados en la sala conversando con Becca. La escena la hizo sentir una intrusa.
Liam entró con paso firme, trajeado, y saludó a todos con una cortesía tensa. Los niños se le lanzaron a los brazos, llenándolo de besos y risas. Él correspondió con afecto, pero apenas los bajó, buscó con la mirada a Emma.
Ella seguía en el suelo, recogiendo los restos del juego, ca