A MERCED DEL DINERO. C54: Confiaré en ustedes.
Richard y Marfil fueron esa tarde a jugar básquetbol. Pasaron un par de horas hasta que el cielo comenzó a nublarse rápidamente, oscureciéndose de manera inquietante. Los truenos retumbaron en la distancia y los relámpagos iluminaron fugazmente las nubes densas. Richard, al notar el inminente aguacero, sugirió que se fueran cuanto antes para evitar quedar atrapados en la tormenta. Marfil estuvo de acuerdo, y ambos subieron al vehículo.
La cancha no quedaba tan lejos, pero sí a una distancia considerable. Richard debía llevar primero a Marfil a su casa antes de regresar a la suya. Sin embargo, cuando estaban a mitad del camino, la lluvia comenzó a caer con una intensidad feroz. En cuestión de segundos, el agua golpeaba con fuerza el parabrisas, y aunque los limpiaparabrisas trabajaban al máximo, apenas lograban despejar la vista. Conducir en esas condiciones se volvió complicado.
Marfil, observando la situación, expresó su preocupación.
—Richard, no deberíamos seguir avanzando así. Pod