A MERCED DEL DINERO. C196: Tampoco soy un monstruo.
Marfil se dirigió directamente a la recepción y pidió la llave de la habitación que ya había reservado.
Subieron en silencio en el ascensor. Lucas no dijo nada, solo miraba al frente, incómodo.
Finalmente llegaron al piso correspondiente. Marfil abrió la puerta y entraron.
Una vez dentro de la habitación, Marfil se adelantó, encendió la calefacción y se quitó la gabardina que cubría su vestido con elegancia.
—Bueno… ya estamos aquí —articuló Lucas—. A decir verdad, prefiero que seamos lo más breve posible.
—¿Cómo que lo más breve posible? —cuestionó Marfil—. Quedamos en que íbamos a hablar de todo lo que fuera necesario, dudo mucho que eso nos lleve poco tiempo.
—No creo que sea buena idea estar encerrados tanto rato —murmuró él.
—¿Por qué? ¿Tienes miedo de lo que pueda pasar entre tú y yo estando aquí a solas? —preguntó ella, sin perderle la mirada.
—Por favor, Marfil. Mira… ya estoy aquí, tal como lo sugeriste, y solo he venido para eso. Así que, empecemos de una vez.
—Tú haces que