A MERCED DEL DINERO. C178: Yo solo tengo mi palabra.
Lucas sintió que la cabeza le daba vueltas. Nunca había estado en una posición así. La presión lo desbordaba. No sabía si debía ceder y entregarle el teléfono solo para calmar las aguas, o si debía pararse firme y negarse, poner un límite. La idea de entregárselo no le asustaba por lo que pudiera encontrar —no tenía nada que ocultar—, sino por lo que ese gesto podría significar a futuro. ¿Era ese el inicio de algo más oscuro? ¿Era ese el punto de quiebre donde la confianza se volvía vigilancia, y la pareja se convertía en juez y acusado?
Nunca había imaginado que Marissa llegaría tan lejos, al punto de exigirle acceso a su privacidad como si fuera una obligación moral.
Se quedó en silencio, tratando de ordenar sus pensamientos, pero esa pausa solo avivó la tensión entre ambos.
—¿Qué pasa? —insistió Marissa, con el ceño fruncido—. ¿No me lo vas a dar? ¿Estás escondiendo algo, Lucas? ¿Por eso dudas?
—No, no estoy ocultando nada —expresó—. Pero tengo miedo de lo que venga después. No po