El problema de mi jefe era mucho más complejo de lo que puede llegar a imaginar. Sabía que tenía problemas de ira e impulsividad, también que era un odioso de primera categoría, pero saber que sufre de una condición como esa y que nadie quiere hablar de ello, es tremendamente triste.
No quiero sentir lástima por el idiota de Damián.
—¿Quién pidió que esto fuera un secreto? ¿El propio Damián o Rowan? ¿No has pensado que él puede ser un peligro para sí mismo y los demás? — exijo saber.
Remedios me ve como si no estuviese entendiéndola como debía hacerlo, cuando era lo contrario.
—Todos los que hemos trabajado para él nos hemos ido dando cuenta, y recomendando entre nosotros no hablar de ello. La vida de nuestro jefe, no es de nuestra incumbencia. Tampoco hemos estado en peligro con el señor Damián. Más allá de un mal temperamento, él sería incapaz de dañarnos — afirma con vehemencia.
—¿Si segura? Porque yo no lo estoy. ¿Cuánto llevas trabajando para él? — pregunto de brazos cruzados.
—C