Cinco años después
El salón de eventos estaba lleno de luces deslumbrantes y un ambiente de celebración.
Dylan, de pie en el centro del escenario, sostenía el micrófono con firmeza, pero había una chispa de emoción en su mirada que era imposible ocultar.
Frente a él, los invitados aplaudían con entusiasmo, sus rostros reflejando admiración y respeto.
—Hoy es un día especial —comenzó Dylan, su voz resonando con orgullo—. Estoy inmensamente feliz de anunciar que mi hijo, Darrel, tomará el mando como el nuevo presidente de la empresa Aragón. Sé que guiará esta compañía hacia un futuro brillante. ¡Un aplauso para él!
El estruendoso aplauso llenó la sala, pero los ojos de Dylan no se apartaban de su hijo.
Darrel, con porte seguro y una sonrisa agradecida, subió al escenario y abrazó a su padre.
Marella, observando desde la primera fila, no pudo evitar que las lágrimas brotaran de sus ojos.
—Hijo —susurró Dylan al abrazarlo—, estoy tan orgulloso de ti. Recuerda que lo más importante siempre