Capítulo 96 ¡Sensación de pánico!
La mujer, al ver la reacción de Eleonor, sonrió con una gran satisfacción. Luego, creyendo que había ganado, se dio media vuelta y dio unos pasos con un aire de superioridad, como si hubiera dejado a la hija de los Rossi desarmada.
Pero no fue así. La vulnerabilidad de Eleonor duró solo un instante. La vergüenza y el enojo se transformaron en una determinación de acero. No iba a permitir que esta mujer, ni ninguna otra, la hicieran dudar de sí misma. Se había demostrado a sí misma que podía con los problemas de su padre, del negocio, y de los chismes. No era una víctima; ahora, sin duda era quien ponía orden en el caos.
Eleonor la llamo por su nombre, ajusto su postura, se enderezó y con la cabeza en alto miro a la mujer de arriba abajo. Este pequeño gesto de poder la hizo sentir segura.
La mujer se detuvo a unos metros, sin girarse.
—No sé a qué cree que tiene derecho —continuó Eleonor, su voz como hielo—. Debe estar consciente de la situación. Si de