“No puedo salir del hotel, los guardias de Alexander están vigilando todas las entradas, ya que tiene miedo de que me vuelva a escapar. Mejor vamos a reunirnos en el tercer piso del estacionamiento, sin que nadie se entere. Terminemos de una vez por todas con esto»

Este mensaje no parecía ser escrito por Kiara, pero hice lo mejor que podía. Igual, Marcos llevaba tres años sin comunicarse con Kiara, no se daría cuenta que el mensaje fue escrito por mi persona.

«No te muevas de donde estás, amor. Ya voy a por ti»

Casi destrocé el celular de Kiara al leer la respuesta de Marcos.

Ese maldito imbécil. ¿Cómo se atrevía a llamar a mi mujer de esa forma? ¿A actuar como si fuera suya?

Sentía que una vena se me saldría de la frente en cualquier momento. Pasaron uno, dos, tres y hasta cinco minutos mientras esperaba a ese infeliz, con el cuerpo tenso y escondido entre las sombras.

Escuché la puerta del ascensor abrirse y supe que era él. Nadie más se le ocurriría aparecer a esta hora d