••Narra Alexander••
Me palpitaba la zona que iba desde las costillas hasta el hombro, pero hice mi mejor esfuerzo por ignorar ese dolor, fingiendo que no me cauterizaron la herida.
Esos analgésicos no funcionaron ni una mierda.
—Quiero que nos lleves al punto de encuentro con Marcos —exigí, siendo consciente de que tenía el tiempo en contra.
Mandamos a la policía en la dirección contraria que me dijo Kiara. Porque no iban a hacer más que estorbar o impedirnos sacarle información a nuestra manera. Los policías solo eran útiles en el momento del arresto o para sobornar, del resto, nada.
—Sí, sí, sí —respondió rápidamente, como el cobarde que era.
Sus manos ensangrentadas fueron a su saco. Notaba el temblor en sus dedos mientras buscaba en los bolsillos, hasta que por fin lo sacó, mostrándonos la dirección.
Enarqué una ceja al darme cuenta de su propia estupidez.
Ni siquiera lo necesitábamos para que nos guiará al lugar, solo su celular.
Al ver la conversación con Marcos, me di cue