••Narra Alexander••
Vinicius hizo el ademán de ir tras de mi mujer, pero no sé lo permití, colocando una mano en su pecho.
—Ni se te ocurra, Oliveira —gruñí.
No entendía lo que carajos estaba pasando en estos momentos. ¿Qué estaba tramando Vinicius? Era un viejo zorro que solo se preocupaba por expandir su fortuna cada vez más. Manipulaba, quebraba y usaba a las personas a su antojo con tal de subir en la cadena alimenticia.
Y sinceramente, no le veía el problema a eso, ya que en el mundo empresarial sobrevive el más acto. Pero si en estos momentos, me veía a mí como un objetivo a destruir e intentaba usar a Kiara porque era mi debilidad, no se lo iba a permitir.
Si este imbécil quería guerra, se la daría.
Aunque era incompresible, ya que nuestros negocios jamás chocaron, ni siquiera el que había montado en mi ciudad.
—Es mi hija, Westwood —La preocupación en sus ojos se veía genuina, pero lo más probable era que fuera una farsa. Oliveira era un manipulador de primera y yo no era