Tenía que desahogarse, sentía una soledad en su interior, gracias a una ciudad poco conocida lleno de conflictos internos afectados por sus acontecimientos imprevistos. No encajaba con sus compañeros de trabajo, percibía una repulsión hacia ella; Sobre todo de parte del que ella pensaba que sería el amor de su vida.
-¡Aló Marián!
La voz familiar levantó su ánimo del suelo. Suspiró para contestarle.
-Aló Cristina ¿cómo estás prima?
-Bien, ¿cómo te ha ido por allá? ¿Qué haces? –Le preguntó cristina a través de la línea telefónica.
-Lamento el inconveniente que tuve contigo la vez pasada. Sé que me aconsejabas que hiciera crecer el negocio, que me olvidara de mi socio y aquella vez no presté atención a tus palabras.
-Lo se Marián, pero no es para tanto. Cuando termines el trabajo allá, regresarás a la pastelería y seguiremos trabajando juntas. ¿Te parece?
-Es lo que debí haber hecho en un inicio Cristina, estos inventos de venirme para acá… realmente… no es lo que me imaginaba –e