Capítulo 23

Ciudad de México.

Sandra caminaba de un lugar a otro, en la sala de urgencias médicas, su corazón latía con agitación, mientras esperaba que le avisaran como se encontraba su hija.

—No te puedes morir —mencionó. «Eres el único vínculo que me une a tu papá», pensó, para ella misma.

Tomó asiento y recordó como es que la había duchado en la bañera colocando hielos en el agua, y dejó abierta las ventanas mientras la bañaba. No le importó el llanto ni la súplica de la niña, al tener mucho frío.

Por lo que a las pocas horas, la pequeña comenzó a tener complicaciones con la tos que ya tenía, además que empezó a tener fiebre, lo que no imaginó es que le comenzara a faltar el aire.

—Se me pasó la mano. —Presionó con fuerza sus párpados.

Elevó su mirada al escuchar que caminaban hacia la sala donde se encontraba; entonces, rodó los ojos al ver a Alondra acercarse. Tomó su pelirroja y larga cabellera y la pasó hacia uno de sus hombros, sin poder evitarlo dirigió su mirada hacia el esposo de ell
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