Puerto Escondido, Oaxaca.
Semanas después.
Ernesto se encontraba en el balcón de la habitación principal, desde la segunda planta, observaba jugando en la playa a su adorada esposa y a las niñas. Desde donde se encontraba recorrió con su mirada el hermoso bikini que lucía ella en tono amarillo fosforescente, haciendo que sus encantos resaltaran aún más.
Sonrió sin poder evitarlo, luego de que Abigail se resbaló y tuvo complicaciones para poder levantarse, por lo que Lisette acudió en su ayuda, justo cuando se levantó, una ola, llegó y a ambas derribándolas, por lo que Aline corrió de inmediato para auxiliarlas.
Suspiro profundo sintiéndose un hombre afortunado, al tener la familia que siempre soñó, esa que la vida le había negado, luego de que a él y su hermana, los separaron de su madre.
Extendió su mano al ver que sus chicas, lo saludaban y le sonreían con emoción.
—Te estamos esperando —Aline gritó.
—Ahora mismo me cambio y las alcanzo —respondió e ingresó a la habitación pa