Capítulo 18.

Después de que comieron Aranza llevó a recostarse a Aby, quien estaba cabeceando cuando comía.

—Descansa mi pequeña. —Besó su frente y regresó con Ernesto, quien acababa de recoger los platos y estaba encendiendo la chimenea.

—Leíste mi pensamiento —Aranza expresó—. Comienza a hacer frío.

—Así es —respondió y sonrió al encender el fogón.

Aranza tomó asiento en la sala, lo siguió con su mirada hasta que se acomodó junto a ella. Inhaló profundo su aroma y cerró sus ojos, recargando su cabeza sobre el respaldo del sillón.

—¿Hace cuánto tiempo que no tienes una relación? —Ernesto cuestionó.

Aranza abrió los ojos de golpe, frunció el ceño y sus manos se pusieron heladas.

—Desde que… —Se aclaró la garganta—, terminé mi relación con el papá de Aby —mintió.

Ernesto la miró a los ojos.

—¿Hace cuánto tiempo fue eso?

—Mucho —respondió—, pero no estamos para hablar de cosas que pasaron hace tanto tiempo ¿o sí? —cuestionó.

—No, claro que no —Ernesto retiró un mechón del rostro de la chica, su de
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