Capítulo 11
Aranza frunció el ceño con extrañeza.

— Mi nombre es Aranza — respondió, intentando alejarse de él.

Ernesto sacudió su rostro.

— ¡No te vayas!, por favor — suplicó, sin soltarla.

Aquella chica se estremeció al escucharlo.

— No lo haré —mencionó— , tranquilo — susurró con voz dulce y sujetó una de sus manos.

Ernesto presionó con firmeza su agarre, sus manos temblaron, ante su calidez.

— Tienes que descansar — explicó Aranza— , necesitamos que estés tranquilo, es muy importante — explicó— . Necesitamos contactar a tu familia.

Ernesto se quedó pensativo.

— No, por favor, mi hermana y mi mamá, están ocupadas en este momento — refirió— . No podrían venir — explicó, pensando en que no podía dejar sola a su hija, en manos de Sandra— . Voy a estar bien, lo prometo.

Aranza presionó con fuerza sus labios.

— Estaremos pendiente de ti — expresó con suavidad.

— Gracias — el joven habló más tranquilo.

— Necesitamos esperar a que tu cerebro se desinflame — el doctor Martín intervino— , e
Xinova Escritora

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