Mundo ficciónIniciar sesiónTan pronto como Brian arrancó la SUV, Stu atrajo a C contra su costado y le rodeó los hombros con un brazo. Ella se reclinó hacia él cruzando las piernas y la falda de su vestido resbaló hacia atrás por sus muslos. La mirada de Stu quedó prisionera de la estrecha franja de piel que quedó expuesta.
—¿Qué es eso? —susurró, un dedo cauteloso señalando la cinta blanca, que subía desde el extremo superior de la media color piel, rematado en un delicado bordado, a perderse bajo los ruedos del vestido.
C bajó la vista como si no supiera a qué se refería. —Oh, un liguero —respondió—. Estas medias a los muslos son un incordio si no las sujetas.
Stu se obligó a asentir y desviar la vista, sentándose más erguido. No creía el tono casual de C. El problema era que ese breve atisbo bastaba para pintar







