Mundo ficciónIniciar sesiónLa noche anterior no habíamos reaccionado los dos así porque nos habíamos dado cuenta de que todo muy lindo, muy idílico e inolvidable, pero lo nuestro no era nada. Una farsa que caía en picada hacia un final inevitablemente realista que nos dolería a los dos por igual, aunque por motivos diferentes.
Anoche habíamos entrado en pánico porque cada uno por las suyas, a su manera, por algún motivo, los dos sentimos la sospecha insoportable de que lo nuestro podía tener un final que pudiera ser calificado de feliz.
Y ninguno de los dos estaba en condiciones de enfrentar semejante posibilidad.
Vos porque ya habías tenido tu final feliz al casarte con tu mujer. Y yo porque nunca lo tuve.
Nuestras imágenes mentales de nosotros mismos, nuestras definiciones de cómo éramos, eran aceite en el agua de un final feliz. No se mezclan, no pueden ir juntas.
Hasta ah&ia







