Mundo ficciónIniciar sesiónLa noche caía sin rodeos. Stu manejó con cuidado en las calles desiertas, anegadas por la lluvia. La tienda cerca de la iglesia estaba abierta, y se tomó su tiempo para decidir qué cocinaría y elegir los mejores ingredientes.
¿Qué queda del amor cuando se ve reducido a alimento de la vanidad ajena?
Recordando su última conversación con Jen, frente a la escuela de las niñas, supo que muy pronto recibiría un sobre de una firma de abogados con la solicitud de divorcio dentro. Simplemente porque no podía ser de otra manera. Su abogado se lo remitiría a Sophie, que se lo entregaría al reunirse con él en México. Y antes de fin de mes, él estaría estampando su firma en la sentencia a muerte de la mejor parte de su vida, la más plena y feliz, la más amada.
Por haberse negado a contestar una pregunta para la cual, en ese momento, no tenía respuesta.
Había alimentado la vanidad de Jen una vez más, pero se había tomado el atrevimiento de pedir algo a cambio. Algo qu







