105

Te besé sin apuro, disfrutando la suavidad de tus labios y tu lengua al encontrar la mía. Mi mano resbaló a tu hombro. Automáticamente tu brazo se deslizó bajo el mío y me estrechaste contra tu pecho.

Había algo en tu forma de abrazarme, de besarme, que me desarmaba por completo. Porque más allá de lo físico, del juego delicioso de rondar el deseo sin prisa, delataban una necesidad que no te molestabas por ocultar.

Como un caminante agotado al que la lluvia sorprende a la intemperie. Alza la cara y abre los brazos, los ojos cerrados. No importa si es una llovizna tibia o una tormenta helada, no importa si la lluvia dura horas o minutos o semanas. Es lo que el caminante necesita para recuperar el aliento, y la recibe agradecido, valorando cada gota.

Así era como me besabas, aceptando lo que yo eligiera darte sin considerar nada inútil, o exagerado, o mezquino. Tal como me dijeras dos noches atrás, a poco de encontrarnos: ponías tu corazón en mis manos. Nada menos

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP