Salgo del hospital con un nudo en el pecho y todas las ganas de quedarme a su lado. Camino hacia mi auto, pero apenas llego, lo veo: el policía está recostado sobre el capó, como si me estuviera esperando.
—¿Investigaste? —pregunta sin rodeos.
—Sí… pero no lo suficiente —respondo sin detenerme.
—Ya veo. —Me observa mientras abro la puerta del vehículo.
—¿No vas a preguntar? —añade, sin moverse—. ¿No te interesa saber quién es el tal "Julien" que mencionó Khloe?
Su tono es provocador. Claro que lo recordaba… “Julien”, el nombre que salió de sus labios temblorosos.
—No, no voy a preguntar. —Me detengo y lo miro de reojo—. Pero lo que sí quiero saber es por qué te molesta tanto Khloe. ¿Qué te ha hecho?
—Tengo mis razones —responde con frialdad.
—Pues aléjate de ella.
—No lo haré. Como dicen: caras vemos, corazones no sabemos.
—Justamente. No conoces el corazón de esa mujer… Aléjate, o tendrás problemas conmigo. Si realmente sabes tanto de ella, ayúdame a encontrar a su familia.
Se queda e