—¿Quieres comer algo? ¿Tienes hambre? —preguntó Marcus en cuanto Rubí se sentó a su lado, ignorando por completo al resto. Mientras hablaba, se limpiaba la mano izquierda con una toallita antiséptica, con el ceño fruncido y una expresión claramente sombría.
Los demás intercambiaron miradas, conteniendo las ganas de reír. Harry miró a Jasper, que como siempre, fue el primero en hablar:
—Cuñada… digo, señorita Gibson —dijo con una sonrisa burlona—, menos mal que volviste. Hace un momento, la acompañante que traje tuvo la brillante idea de acariciarle la mano a Marcus. Por poco le arranca el brazo. Desde entonces, no ha parado de desinfectarse. Ayúdanos a calmarlo, por favor.
Rubí parpadeó, desconcertada. Recién entonces notó que la chica con la que había venido Jasper ya no estaba en la sala. Miró a Marcus. Él solo lanzó una mirada helada a Jasper y masculló:
—Insoportable.
Rubí dudó un segundo. Las miradas se posaron en ella, lo que la puso un poco nerviosa. Se inclinó hacia Marcus y l