Zoey se rió entre dientes y le dijo a Rubí:

—Al principio pensé que ni siquiera valías mi esfuerzo y que, con un poco de presión sobre la familia Maxwell, romperías con Marcus. Sin embargo, no esperaba… fui demasiado negligente. Rubí, no me decepciones demasiado. No hay muchas personas que estén a mi nivel. Ahora, en el mejor de los casos, estás luchando una batalla perdida. Lo único en lo que confías son los sentimientos de Marcus por ti. Así que, cuando estés calificada para ser mi oponente, vuelve y háblame de arrepentimiento.

Después de eso, colgó el teléfono.

Rubí se calmó un poco y condujo hacia la villa.

Las sirvientas habían recibido instrucciones de limpiar la habitación, así que, cuando Rubí llegó, simplemente se lavó y se metió bajo las sábanas para tratar de dormir.

No podía permitirse derrumbarse ahora; tenía un hijo en su vientre y debía cuidar su cuerpo para poder seguir enfrentándose a Zoey.

Se giró una y otra vez bajo las sábanas, pero no lograba conciliar el sueño.

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