VIGGO THORNE
—Noah cuida con devoción a Vanessa… —susurró Tanya recargada en el barandal del pórtico, viendo hacia el inmenso jardín. Se veía hermosa, cubierta por la luz de la luna, con sus cabellos derramándose suavemente por sus hombros y sus ojos fijos al frente. Su belleza era tal que me quedé sin aliento—. Es sorprendente cómo puede cambiar la gente cuando se enamora. Ella es dócil y cariñosa, él gentil y protector. ¿Dónde quedó la loca violenta que pelea en jaulas y el arrogante y presumido mujeriego?
—Solo eran máscaras, una manera de protegerse a sí mismos —confesé con media sonrisa, acercándome con las manos en la espalda y la actitud de perro regañado.
—¿Cuál es tu máscara? —preguntó Tanya por fin volteando hacia mí.
—Hace mucho que se cayó —contesté y apreté las mandíbulas, luchando por mantener las manos lejos de ella—. Cuando tenía la edad de Noah y creía que para ser respetado tenía que mostrarme de cierta manera. Cuando los excesos solo me servían para alardear y arr