TANYA RHODES
Paulina se levantó incómoda de su asiento y se dirigió hacia la ventana detrás de ella, mientras Vanessa y yo permanecíamos desconcertadas, esperando una explicación o que admitiera que era una broma.
—Qué pequeño es el mundo, ¿no? —susurró con una suave risa mezcla de nerviosismo y resignación.
—Es un pañuelo… diminuto —contestó Vanessa con la cara llena de angustia mientras volteaba hacia mí.
—Entonces… ¿es la madre de Noah? —pregunté con voz temblorosa—. Es… ¿la esposa de Viggo Thorne?
—Exesposa —corrigió volteando hacia n