164. UN LATIDO
[FRANCESCO]
Dos días después: 21 de marzo
Londres nos recibe con su gris habitual, ese cielo bajo que parece no decidirse nunca entre llover o rendirse. Un color que antes me pesaba, que me hacía sentir pequeño entre edificios y agendas imposibles.
Hoy no. Hoy camino por el pasillo del aeropuerto con Tiziano dormido contra mi pecho, envuelto en el portabebés, respirando con esa calma absoluta que solo tienen los bebés cuando se sienten seguros. Cada pocos pasos bajo la mirada para asegurarme de que su manito sigue cerrada alrededor de la tela de mi abrigo, de que su pecho sube y baja con normalidad.
No es ansiedad. Es amor aprendiendo a existir.
Sofía camina a mi lado. La observo de reojo: concentrada, serena, con esa luz nueva que no se apaga ni siquiera bajo este cielo opaco. Londres no logra opacarla.
—En cuatro días estamos en Japón —digo, revisando el calendario en el teléfono—. Suzuka no perdona errores.
—Nunca lo hizo —responde sin mirarme, como si ya estuviera allí, en la pist