Olivia.-
Aunque atendí la llamada nadie respondió, un miedo se instaló en la boca de mi estómago.
— Charlie, por favor llévame a la empresa –le ordené al chofer.
(…)
Veinte minutos después las puertas metálicas del ascensor se abren, el silencio en este lugar es ensordecedor, sobre todo en el piso donde se encuentras las gerencias principales y la presidencia; todo se encuentra tan solitario, lo único que se escuchan son mis pasos a través del pasillo, voy directamente hasta la oficina de Damián, me detengo confundida la puerta está abierta.
— ¿Damián? ¿Señor Owen? –no obtengo respuesta.
Apenas pongo un pie en la oficina todo mi cuerpo se paraliza, todo en la oficina era un total caos, las sillas en el piso, papeles dispersos por todo el suelo cuando mis ojos se detienen en el señor Owen y en el charco de sangre.
— ¡SEÑOR OWEN! –un grito ahogado y desgarrador escapó de mis labios al verlo tendido boca abajo, la sangre se esparcía por todo el suelo–. ¡Dios Mío! ¡AYUDA! S