—¡Sí! Hágala pasar, por favor —ordenó Ethan con firmeza.
La asistente salió de la oficina con paso ágil, pero al llegar a su cubículo, volvió a mirar a la Jazmín evaluándola con cierto recelo. Su aspecto era modesto, incluso muy precario para un lugar como aquel y para una cita con el prestigioso CEO.
—El señor Whote dice que puede pasar —anunció.
—Gracias —respondió Jazmín con voz serena, sin bajar la mirada.
—Sígame —Le indicó.
Jazmín caminó detrás de ella con su frente en alto, había percibido la manera repulsiva en que la observó la asistente desde el momento que se presentó frente a ella. Mientras avanzaba hacia la oficina, miró con detalle aquel lujoso lugar. las paredes decorada con cuadros abstractos, el olor a perfume caro flotando en el aire. Todo digno de un mundo al que ella no le pertenecía. A pesar de ello, no se sintió minimizada ante tanta opulencia.
La asistente se detuvo frente a la puerta principal, la abrió sin demasiada amabilidad y se hizo a un lado.