Al separarse, Ethan acarició su rostro.
—No quiero que esto sea momentáneo o apenas un impulso. Quiero que sea el principio de algo muy especial, Jazmín; que me dejes demostrarte lo que siento por ti.
Ella solo alzó la vista y lo miró sonriendo. Ella estaba realmente segura de lo que sentía por Ethan, aunque dentro, en su cabeza, aún seguían latente las palabras de Tatiana y de Soledad.
—Iré a descansar, mi amor. —dijo él incorporándose de la silla.
Jazmín se levantó para despedirlo, aunque ambos deseaban lo mismo, lo mejor era ir con calma, poco a poco. Ella lo acompañó hasta la puerta, Ethan besó sus labios escuetamente y fue hasta su recámara.
La sonrisa en su rostro y un profundo suspiro, se hicieron evidentes cuando salió hacia el pasillo.
Ella, también sonrió y se recostó de la puerta dejando escapar un suspiro largo.
Esa noche, transcurrió rápida y tranquila. El pequeña Oliver sólo despertó dos veces, era como si él también sintiese la misma paz que su padre y su n