—¿Qué piensas hacer ahora, Jaz?
—No le sé, Tati. Simplemente no puedo creer lo que estoy viendo. No puedo creer que me haya podido engañar de esa manera, que exista otro Ethan diferente y capaz de ser tan falso. —respondió con voz trémula, conteniendo el llanto y la rabia que sentía.
Jazmín se levantó del asiento y caminó de un lado a otro de la habitación, mientras Tatiana la seguía con la mirada. De pronto, se dirigió hasta la puerta.
—¿A dónde vas, Jaz? —preguntó con curiosidad y preocupación.
—Necesito saber la verdad. —respondió apretando los dientes.
—¿Pero, y los regalos?
—Hazlo tú, Tati.
Jazmín salió de la habitación y fue directamente hasta la recámara de Ethan. Tocó antes de entrar y no recibió respuesta. Abrió lentamente la puerta y lo encontró profundamente dormido. Aunque la sangre le hervía de la rabia, tuvo que retroceder y salir. Pero al hacerlo, tropezó sin querer con la cómoda y el ruido lo despertó.
Rápidamente se incorporó en la cama y buscó con la