—No tienes que explicarme nada. —interrumpió ella dirigiéndose hasta la puerta.— Mejor ve y búscala, tiene una hija que es tuya.
Aquella afirmación contundente de Jazmín dejó paralizado a Ethan. ¿De qué estaba hablando Jazmín?
Repentinamente, él salió de la habitación hasta el pasillo, corrió tras ella logrando alcanzarla. La sujetó del brazo con fuerza, obligándola a detenerse antes de que ella entrara a su recámara.
—Jazmín… —dijo con voz trémula—. Eso que acabas de decir…
Ella intentó apartarse, pero él la retuvo, inclinándose hacia ella.
—No te puedes ir así sin explicarme lo que acabas de decir—insistió él, su respiración acelerada.
Sus manos apretaron suavemente su brazo, no para lastimarla, sino para anclarla a ese instante.
—¿Qué quisiste decir con que Juliette tiene una hija mía? ¿Cómo sabes eso? —preguntó Ethan, en voz baja.
Jazmín lo miró con dolor y rabia. Sentía su pecho ardiendo por dentro.
—Porque estuvo hoy aquí. —respondió con firmeza.
Ethan parpadeó, con