Jazmín corrió hasta el área de información del piso, su corazón latía con fuerza y las piernas le temblaban como dos trozos de gelatina.
—Señorita —preguntó con voz trémula— ¿Dónde está la paciente del 303?
—Buenos días —contestó la mujer con cierta arrogancia.
—Buen día —respondió Jazmín y reformuló la pregunta— ¿Podría decirme donde se encuentra la paciente de la habitación 303?
Mas, antes de que la mujer contestara, volvió el rostro y vio que a los lejos, la enfermera regresaba con su abuela sentada en una silla de ruedas. Exhaló un suspiro, sintiendo que el alma le volvía al cuerpo. Dejó a la arrogante mujer con la palabra en la boca y fue a su encuentro.
—¿Qué ocurrió con mi abuela? —preguntó aún ansiosa aunque más tranquila.
—El médico ordenó que se le realizara una tomografía para ver como está evolucionando. —contestó la enfermera sin detenerse mientras Jazmín iba a su lado esperando una respuesta sobre el resultado del examen.
—Pero… ¿está bien? —cuestionó entonce