Mundo ficciónIniciar sesión—¡Fóllame duro, tío! ¡Sííí, Paolo!
De esa frase odié con el alma el final. Asumí que fue la manera del enano para joderme por última vez, mi nueva identidad: Paolo Montezco. Al principio me sentí tan ensimismado por todo el asunto en casa que no le di importancia, pero en cuanto fui consciente de que, en adelante, tendría no solo otra vida lejos de aquello conocido, sino también el peor nombre existente, maldije a Cory. Sin embargo, al hacerlo, algo horrible se removió ya que seguía sin saber de él. Al crecer solo y sin crear lazos, jamás pensé posible llegar a extrañar a alguien; ciertamente, no pasó cuando abandoné San Sebastián. En aquel entonces, el alivio por dejar atrás toda esa horrible vida y cada persona ligada a ella me llenó. No obstante, pese a la cantidad de meses transcurridos d






