—Ke-Kevin, para, a-aquí no…
Omar pedía detenerme, sin embargo, sus manos se aferraron a mis cabellos para impedirlo. Seguí adelante, deleité mis papilas gustativas con la dureza y sabor de su miembro.Necesitaba recuperar el control de la situación, después que escapé de Cory durante toda la noche. Cuando acepté acompañar a Omar, lo hice sin saber que asistiríamos a su gala benéfica, eso me tomó por sorpresa; solía llevarse a cabo en Renacer, su centro de operaciones de Santa Mónica, es decir: en casa. ¿Cómo saber que decidió mudar el evento ese año? Creí poder fugarme al viaje con Omar sin problemas, igual que otras veces, pero en ese momento, mientras le daba el oral de su vida, esperaba haber pasado inadvertido.Como no fue suficiente terror, topar a este tipo entre los asistentes me produjo escalofr&iacu