Punto de Vista Maximiliano
Migdaliasirvió la cena, Madison y yo comimos lo que preparó por respeto a su trabajo y dedicación, en el fondo, mi mucama era una buena empleada y sobre todo, había mostrado lealtad hasta ese momento.
—¡No puedo negar que la mujer cocina delicioso!—Madison me dijo después de limpiarse la boca con una servilleta
—Tampoco puedes negar que eres amante de la comida—Le repliqué en tono gracioso al ver como ella devoraba todo sin reparo.
Madison me miró sonriente
—Pues Maximiliano, en el comer está el placer, cuando estoy estresada ni siquiera me gusta probar la comida, pero cuando me siento bien, me gusta apreciarla y no desperdiciar, llevare estos platos a la cocina.
—No, déjalos ahí es trabajo de Migdalia—le reproche
—No, claro que no, ella es la mucama pero no nuestra esclava—Madison se levantó y recogió la mesa, llevando la loza a la cocina, en dos minutos regreso sonriendo.
—Bien, ya podemos ir a dormir
—Vamos preciosa, pero quiero que esta noche duerma