La guerra. Parte tres.

El viento ondeaba el cabello oscuro de Vanya, el nudo que tenia en el estómago nunca lo había sentido en su vida. Sintió la fuerza que el hijo que llevaba en su vientre le otorgaba y se unió a ella cerrando los ojos y respirando.

Si su padre estaba controlando al ejército, no creyó ser capaz de convencerlo de que detuviera esa locura. Recordó cuando era niña, y las miles de horas que él pasaba en su laboratorio, ignorando todo a su alrededor, a su esposa, a su hija, todo por fundar los laboratorios que tanto daño habían hecho.

Le pareció poético que fuera justo ella la que intentara detenerlo, él le había dicho una vez que todo aquello lo había hecho por ella, para darle un mundo mejor, y ahora era ella la que estaba volando por sobre las copas de los árboles apretando un arma con fuerza dispuesta a lo que fuera.

Si Saúl y Jábico ganaba perdería todo en la vida, el submundo le había dado algo que la policía y su padre nunca le había dado, amigos de verdad, alguien a quien amar y un hijo. Saúl veló por dejarle a ella un mundo mejor, y ya era su turno de hacer lo mismo por el hijo que venia en camino, y haría lo que fuera necesario.

Miró a Aleck a su lado, el vampiro tenía sangre en a cara y cuando sus ojos se encontraron le sonrió, ¿esa seria su nueva familia? ¿vampiros y lobos? Si se lo hubieran dicho hacía unos meses se hubiera reído tan fuerte, pero ahora, ahora estaba luchando por ellos, con ellos, por el futuro de todos.

Cuando llegaron a la parte final del boque, muy cerca de la fábrica, lograron ver a un pequeño grupo de lobos custodiando una tienda de techo amplio y la muchacha los dejó a unos doscientos metros.

— ¿Cómo llegaremos allá? — le preguntó Aleck y Vanya apretó los ojos para pensar.

— ¿Cuántos contaste? — le preguntó ella al a muchacha del bosque.

— Al menos diez lobos, pero no sabemos si en la tienda hayan puros — Aleck se irguió y cerró los ojos.

— Tal vez pueda escuchar sus corazones — dijo y se quedó un momento así —cuando abrió los ojos negó con la cabeza — solo pudo escuchar el corazón de los lobos, pero nada más, no sé si es por la distancia o porque no hay más — Vanya revisó el cargador del arma, tenía cuatro balas.

— Entonces vamos allá.

Comenzaron a avanzar por el bosque, parecía que al final la arrogancia de Saúl Quiroz le costaría, no había ni un guardia, solo los lobos que estaban apostados en la entrada.

— Necesitamos una distracción — dijo la muchacha y Vanya asintió con la cabeza, así que ella salió volando por entre los árboles y ella se quedó con Aleck que limpió el cuchillo con la corteza de un árbol.

— Cuando los lobos salgan, alguno quedara — le dijo el vampiro — yo pelearé con los que queden y tú destruyes el remitente — Vanya asintió con la cabeza.

Esperaron atentos la distracción, y llegó en forma de un haz de luz que explotó en medio de todos los lobos y los lanzó a varios metros, luego otra y otra, más de la mitad salieron corriendo tras la muchacha que voló por entre los árboles y Aleck le dio una última mirada a Vanya antes de salir corriendo hacia los demás lobos.

Vanya corrió con todas sus fuerzas hacia la tienda amplia que había junto a los lobos, corrió como su su vida dependiera de ello, por que así era, y cuando entró por la amplia entrada se topó con su padre, que estaba detrás de una consola amplia y tecleaba sin parar, un radio le daba indicaciones y él abrió los ojos en cuanto la vio.

— Creo que no vienes a a decirme que te arrepentiste y que estarás de mi lado — Vanya levantó el arma y le apuntó .

— Apaga los drones — le dijo, la voz le temblaba. Aleck pelaba afuera con los lobos, parecía que era más rápido y no lograban alcanzarlo.

— Vanya — le dijo el hombre. Apagó el radio por donde le daban indicaciones y Vanya logró escuchar que los helicópteros habían caído — mi querida hija — Vanya negó con la cabeza.   

— No me mientas — le dijo ella — nunca te he importado en absoluto, lo único por lo que vives es por esto — señaló con el arma la consola grande — ahora apaga los drones.

— No puedo hacerlo — le dijo el hombre, el corazón de Vanya palpitó con tanta fuerza que le impidió hasta tragar saliva — este es el mundo que necesitamos ahora, para eso está el sub mundo.

— ¡Tú no sabes eso! — le gritó ella, con tanta rabia que temió que un disparo se le escapara — ellos solo quieren ser felices y tener una buena vida. Tú no se los puedes arrebatar — él asintió con la cabeza.

— Parece una decisión difícil, todas lo son, por eso la cacería por el remitente original, luego el programa CERBERO y todo lo demás — Vanya apretó el arma con fuerza — toda mi vida he luchado por este ideal.

— Y morirás por él también — le dijo ella, no era una pregunta.

— Es para lo que ellos nacieron — Vanya se acarició el vientre.

— ¿Eso es lo que harás cuando nazca tu nieto? — el hombre bajó la mirada hacia el estómago de su hija y se agarró de la consola. Un lobo chilló afuera — ¿tu nieto también será un esclavo?

— ¿Te dejaste embarazar de él? — le dijo, pero tenía asco en la voz.

— Detén los drones — le dijo y luego un grito de afuera llamó su atención, el último lobo que quedaba sometió a Aleck en el suelo y ella se volvió hacia su papá.

— Detén todo esto, todavía estas a tiempo — le suplicó pero él negó.

— Lo siento, mi niña — estiró la mano y sacó un arma que tenia sobre la consola, pero Vanya cerró los ojos y jaló el gatillo. Escuchó como el cuerpo cayó al suelo, y no tuvo que ver donde le había dado, estaba segura que había sido en la mitad de la frente, porque ahí había apuntado.

Abrió los ojos y le disparó las tres balas restantes a la consola que lanzó un montón de chispas y luego se apagó.

Volteó a mirar afuera, donde el lobo que tenía sometido a Aleck lo habría soltado y regresaba a su forma humana.

— Lo siento — dijo, era un hombre mayor — de verdad lo siento, no podía controlarme — Aleck corrió hacia Vanya, estaba sucio y lleno de sangre, pero aun así la abrazó.

— Lo hiciste — le dijo y ella se dejó abrazar, — lo hiciste — pero Vanya no se sentía feliz.  

 

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