-Laurent-
Esto es demasiado interesante...
No puedo creer mi puta suerte, ¿quién iba a pensar que el día de hoy iríamos con mi hijo al cumpleaños de la hija de esos dos?
Por suerte Anna se sintió mal y no vio la tarjeta que le habían entregado a Adam en la escuela, tenía el papel impreso en mis manos y lo retorcía odiándola cada vez más, esa mujer no solo me había olvidado, sino que también le dió una bastarda a ese infeliz.
Necesitaba una copa antes de salir, esto ameritaba pensar mejor las cosas, sobre todo porque se abría un hermoso abanico de posibilidades.
¿Si secuestraba a esa bastarda y se las entregaba en pedacitos? Total eso se hacía entre mafiosos ¿no?
¿O si la mandaba a matar como había hecho ella con mi hijo?
Porque ahora nadie me lo sacaba de la cabeza, ella se debe haber lanzado en contra de ese camión para acabar con su vida y la de mi bebé, pero por algún designio del universo se había salvado.
- Argh - lancé el vaso contra la muralla. Mierda. Me dolía. Ella debió seg