Al darse cuenta de lo que está ocurriendo allí, Marina se reviste de toda la razón que logra reunir. Con un ímpetu de rabia y nerviosismo, empuja a Víctor hacia atrás, apartándolo de una sola vez. Antes de que él tenga tiempo de reaccionar, el sonido de una bofetada resuena por el pasillo, reflejando la intensidad de sus sentimientos.
Víctor queda inmóvil, sin saber qué hacer; el rostro le arde por el impacto de la mano de ella. No esperaba aquello, no de esa manera. Lentamente, lleva la mano al rostro, aún ardiendo por la bofetada, y sus ojos se encuentran con los de Marina, fríos y llenos de furia.
— ¿Quién te crees que eres para hacer eso? —pregunta Marina con un tono colérico, sus ojos chispean toda la rabia reprimida de la noche—. ¿No entendiste que estoy aquí con mi novio? —La ira en su voz es inconfundible.
Con los pensamientos hirviendo en su mente, Víctor continúa inmóvil. Está claramente sorprendido por la reacción de ella y su incredulidad se refleja en su rostro. El silenc