Las palabras de él calientan el corazón de Marina de una manera tan profunda que siente cómo todo el peso de los últimos días se disuelve. Sus hombros se relajan y una calma serena la invade, como si, en ese instante, nada más en el mundo importara. No importaban las acciones de Xavier y Andressa, ni las opiniones duras de Joana sobre ella. Todo lo que deseaba, todo lo que realmente tenía sentido, era Víctor. Él era su ancla, su paz en medio del caos.
Soltándose ligeramente del abrazo, Marina lo mira a los ojos por un instante antes de tomar la iniciativa y unir sus labios a los de él con una urgencia que parece contener todo el amor y el deseo que había reprimido hasta entonces. Víctor responde con la misma intensidad, envolviéndola en sus brazos fuertes, como si quisiera asegurarse de que nunca se alejaría de su lado.
En un movimiento decidido, la levanta del suelo, sosteniéndola con firmeza, y la coloca sobre la encimera de la cocina. Sus miradas se cruzan un segundo y el calor ent